La
carrera de armamentos
El
agudizamiento de las tensiones internacionales
derivadas de las rivalidades económicas y
coloniales así como del el auge del nacionalismo
intransigente condujeron a una escalada
en la producción de armamentos. |
Fabrica de cañones alemanes |
Los estados incrementaron sus gastos
militares e incorporaron a sus ingenios
las novedades tecnológicas de la Segunda
Revolución Industrial.
Europa se deslizaba por la senda de la guerra.
Este período de tensiones internacionales
ha recibido el nombre de "Paz Armada":
"paz", porque todavía no ha estallado
el conflicto, "armada" porque se prepara
para él.
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Los
gobiernos consideraban que la guerra
era inevitable y trataron de protegerse mediante
alianzas,
causando de esa forma los recelos y el reforzamiento
militar de sus oponentes.
El Reino Unido incrementó
sus gastos militares: los 44 millones de libras
que invertía en 1899 se convirtieron
en 77 millones en vísperas de la guerra.
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Alemania,
deseosa de construir una potente flota que pudiese
competir con la británica, dio el salto de
90 millones anuales de marcos en 1899 a 400 millones
entre 1910 y 1914. Francia y las
restantes potencias incrementaron igualmente el
potencial de sus respectivos ejércitos. |
Factoría de aviones británica |
Cartel canadiense |
La
carrera de armamentos fue fruto de esas tensiones,
pero al tiempo contribuyó a agravarlas. Los
gobiernos, valiéndose del uso de la propaganda,
alentaron el nacionalismo y el miedo a fin de hacer
sentir a la opinión pública que su
país se encontraba en peligro frente a la
hostilidad enemiga. |
Poco
pudieron hacer las fuerzas partidarias de la paz
llamando a la sensatez y reclamando un sistema de
arbitraje internacional que atenuara
la tensión. En la Haya se celebraron en 1899
y 1907 dos conferencias con el
objetivo de frenar la carrera armamentística.
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Sede del Tribunal de la Haya
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Ambas terminaron en fracaso
y simplemente consiguieron resultados parciales,
como la creación del Tribunal Internacional
de Arbitraje de la Haya y algunos acuerdos
concretos sobre el trato a los prisioneros de guerra,
que constituyeron el precedente de las convenciones
sobre el reconocimiento de los derechos
humanos. |
J. Jaurés |
La
izquierda europea en general y la Segunda
Internacional
en particular se significaron por su oposición
a la política belicista. Se alzaron voces
como la de Jean Jaurés o
se elaboraron manifiestos como el de Zimmerwald
(1915) invocando contra la
guerra y abogando por el entendimiento .
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No obstante, hubo sectores encuadrados en el seno del revisionismo
que alentaron la colaboración de
los partidos de izquierda con la burguesía,
lo que en cierta medida frenó las posturas
más comprometidas con el pacifismo. Antepusieron
su sentimiento nacionalista a las invocaciones a
la paz mundial.
Incluso, dentro del socialismo más
radical, hubo quienes vieron en la guerra
un "mal útil", pues contribuiría a acelerar
las contradicciones del capitalismo y posibilitaría
la vía directa y rápida hacia la revolución.
Sea como fuere, las tesis
nacionalistas, alentadas por sectores militaristas,
se impusieron a las tesis pacifistas, que fracasaron
en sus esfuerzos por evitar o poner fin al conflicto. |
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